jueves, 14 de abril de 2016

Poema VII de Jorge Manzanilla Pérez




El espejo es una herida que abre;
desde adentro se lee el agua,
por fuera una lluvia sedante habla de crepúsculos.
    Tengo el sueño escondido atrás de la puerta.
Hoy soy Leticia,
mañana seré larva de árbol.
Aprendo el oficio de nacer,
soy el zodiaco diáfano,
tengo una lengua disfrazada de columna.
    Sergio ven, no sueltes la cafeína.
Ese escapulario conoce a Lalo y
a todas mis matrices.
    ¿Ya viene mi tía?      
Me pregunto descalza y vestida de hormigas.

Sergio y su estampa de San Judas,
entiende que este verbo parece de sales.
    Soy la Leticia sin puertas.
En esta música de mar interno está Lalo
repitiendo el mismo poema.
Quiero perder mis sequías sin frecuencias de radio,
tengo una sala de espera que no espera nada.
    ¿Dónde está el mineral de mis pasos?
    Mamá no te mueras en mi útero,
    primero termina de tejerme las manos,
    soy el estambre de una sola sangre.
Eres abanico de mi ráfaga.