miércoles, 19 de octubre de 2016

Mi próximo escondite de Celia Puerta



De niña me gustaba jugar a las tinieblas.
Permanecer callada en el sitio elegido
y quedarme muy quieta
casi sin respirar, como una estatua,
con los ojos abiertos,
vigilantes,
esquivando los brazos
que buscaban mi sombra.

Qué emoción deslizarme
sin que nadie notara mi presencia
y llegar sana y salva al lugar convenido.
Pocas veces lograban atraparme.
Ahora ya no es posible
ni con trampas.
Más tarde o más temprano
mi próximo escondite vendrá impuesto:
una caja sellada,
esta vez, eso sí, con los ojos cerrados.