miércoles, 5 de octubre de 2016

Tendencia de Carla Faesler




Notamos la mordedura del tiempo
en los cabellos. Los tintes azules
amarillos y rojos se colgaban
a punto de soltarse de las puntas.

Crecían blancas las cortas uñas negras,
los adornos del piercing habían sido
útiles en la pesca, en la palapa.
Preservábamos algunos tatuajes

que ya no contrastaban con las pieles
cada vez más oscuras por el sol.
Éramos extrañamente distintos.

Ahora el cuerpo original ganaba
y adquiríamos todos la igualdad
en un gesto común inevitable.