Para Leopoldo Brizuela 
Me
es hermoso el desgarro porque une las orillas, 
nos
concentra 
en
desdoblamos siempre para poder ser uno. 
(Es
un número, el uno, que traiciona 
cuando
finge ser punto de partida). 
Necesario
el desgarro, 
porque
renuncia a hundirse 
pero
ama los pozos 
y
nos tiende sus manos como dos hemisferios. 
Con
el pulso ambidiestro 
navego
celebrando los puntos cardinales 
que
mudarán mi origen, 
y
sucede el naufragio porque debe 
y
la vida es el barco 
y
yo soy el ahogado y el mismo que me salva.
