El
milagro que todos esperamos
espera
que el Partenón se derrumbe
y
la casa de los cumpleaños ya no sea una casa
y
los padres no estén envenenados de renombre.
Las
medallas y los archivos de abusos
no
pueden ayudarnos en nuestra peregrinación hacia la pasión,
pero
como látigos que ciertos perversos no utilizan jamás,
compelen
a nuestra carne a una confianza paralizada.
Veo un huérfano, sin ley y sereno,
en
pie en una esquina del cielo,
un
cuerpo parecido a los cuerpos que han sido,
pero
sin la cicatriz de un nombre en su ojo.
Criado
cerca de los hornos, está quemado por dentro.
La
luz, el viento, el frío. la oscuridad -le utilizan como a una novia.