Cuando
mando mis poemas a un concurso
imagino
a Dios diciéndome:
no
te preocupes, belleza
ese
dinero es tuyo
y
duermo en paz
absoluta
más
tarde
cuando
el dinero pasa de largo
frente
a mis ojos incrédulos
Dios
me dice:
era
una broma, belleza
sigue
escribiendo, belleza.