la
vida siga así, sencillamente;
tenerse
amor, sembrar, transparentarse
en
tierra y a sudor y perpetuarse
agua
encendida y cálida simiente;
dejar
que el sol encumbre lentamente
sus
oficios de octubre; comprobarse
que
se es de verdad y continuarse
de
sí mismo a sí mismo, ardientemente.
Dejar
que mis palabras, rezumando
la
voz gozosa, la acuciante estrella,
queden
en estos versos, cintilando;
que
aspa de luz, ilimitada y bella,
honda
y florida miel, dulcemanando,
va
LA POESÍA en prenda. Y voy por ella.
Chalco, Estado de México
agosto de 1978