lunes, 7 de noviembre de 2016

Ecos de Manuel Iris



Mordida por su edad
mi abuela le habla al anterior 
que la vio por mis ojos:

 ¿No te dolió jamás
dejarme así, con cinco niños?
¿No nos pensabas nunca?

Me siento culpable del silencio
que mi rostro, antes de mí, guardó

pero le aclaro: amor, yo soy tu nieto,
el primer hijo de tu hijo menor,

soy el que vive lejos.

Ya decía yo, me dice, que no tenía sentido
que yo fuera una vieja
y tú siguieras igual.

Me abraza con alivio,
como si esa conversación
entre nosotros
acabara

pero sucederá, como es costumbre,
la siguiente vez que nos veamos.